domingo, 3 de agosto de 2014

DE VONNEGUT A MATADERO CINCO


[Este es el primero de una serie de seis artículos que tengo previsto publicar en este blog sobre la novela Matadero cinco, de Kurt Vonnegut]

Uno de los autores que más ha influido a escritores contemporáneos prestigio­sos como David Foster Wallace, Sherman Alexei o Dave Eggers ha sido un autor muy vinculado a la ciencia ficción: el estadounidense Kurt Vonnegut Jr. (1922-2007). Hoy en día Vonnegut es considerado como uno de los padres de la ficción posmoderna, junto a Thomas Pynchon, Donald Barthelme, Richard Brautigan o John Barth. Además de humanista reconocido, Kurt Vonnegut ha trascendido por obras como Las sirenas de Titán (The Sirens of Titan,1959), El desayuno de los cam­peones (Breakfast of Champions, 1974) y especialmente, Matadero cinco (Slaughter­house-Five, 1969), la novela que aquí nos ocupa.

Su carrera de novelista descansa sobre un idealismo disfrazado de adornos bromis­tas propios de un adolescente revelde que urga, usmea, en el poder establecido para con­ducirlo a cauces morales superiores. Su faceta como moralista, así como su preocupación por el futuro de la humanidad, confiere sentido a su narrativa, una inquietud que también aparece en ensayos suyos como Fates Worse than Death (991) o God Bless You, Mr. Kevorkian (1999), aún sin traducir al castellano.

Retomando las palabras de Todd Davis, Vonnegut, como el moralista supremo de su generación, posee un legado como novelista americano que se puede caracterizar adecuadamente por su creencia permanente en que la humanidad pueda aspirar a un mañana mejor, a la vez que se rie de lo ridiculo de ese pensamiento. El uso de técnicas metatextuales y metarreferenciales le posibilitó esa visión dual y le permitió a su vez descorrer el velo de las jerarquías de poder (en The Cambridge Companion to American Novelist, 2013, página 248).

Su éxito de público y crítica llegó con Matadero cinco. No obstante, Vonnegut comenzó su carrera de escritor previamente, cuando se publicaron sus primeros cuentos en los años cincuenta. En esos años apareció a su vez su primera novela, La pianola (Player Piano, 1952), una distopía ambientada en un futuro cercano donde el escritor presenta una visión de la producción corporativa y la industralización a raíz de su expe­riencia laboral como publicista en General Electrics.

Aunque el propio autor consideró que empezaría ahí su carrera profesional como novelista, el escaso éxito comercial y de crítica de esta novela que pasó casi desaperci­bida hizo que Vonnegut tuviera que aceptar diferentes trabajos y publicara durante un tiempo cuentos sueltos y novelas en colecciones de bolsillo de baja consideración que se vendían a domicilio y traían portadas “subiditas de tono”, con mujeres escasas de ropa. Esas obras se insertaban en la ciencia y en el espionaje, lo que resultaba irónico si se tiene en cuenta que Vonnegut con posterioridad ha llegado a ser un escritor tan influyente.
Esa situación empezó a cambiar cuando en 1965 publicó Dios le bendiga, Mr. Rosewater (God Bless You, Mr Rosewater), pero el salto a la primera plana literaria se lo proporcionó, como ya he indicado, Matadero cinco unos pocos años después. Esta novela no suponía una ruptura radical respecto a su novelística anterior, en la que ya se podía apreciar la vena satírica, el humor negro y el moralismo. Sin embargo, la conexión de Matadero cinco con todos los movimientos sociales, culturales y políticos de los años sesenta en Estados Unidos convirtieron a Vonnegut en uno de los iconos culturales del momento.

En los años siguientes Vonnegut tomó parte en peliculas y campañas publicitarias e incluso intento convertirse en dramaturgo, pero finalmete retorno a la narrativa con otra obra suya muy bien valorada, la ya mencionada El desayuno de los campeones. A partir de aquí las obras de este escritor estadounidense potencian mucho su pesimismo acerca del futuro de la humanidad, esa gran preocupación presente en su obra. Su escritura se convierte en una terapia. En esa etapa destacan obras como Galapagos (1985) o Barbazul (1987).

Aun así, el punto que más nos interesa dentro de la biografía de Vonnegut fue su experiencia como soldado en la II Guerra Mundial, que será el material base de la trama de Matadero cinco. Mientras estudiaba farmacia en la Universidad de Cornwell, ante la escalada de violencia del conflicto que asolaba al mundo, Vonnegut se alistó en las fuerzas armadas de su país en 1943. El 22 de diciembre de 1944 fue capturado por tropas alemanas en la Batalla de las Ardenas y conducido como prisionero hasta Dresde. Allí se les acomodó en el edificio que da nombre a la novela, el “Matadero cinco” (“Schlacht­hof-fünf”), construcción cuyo sótano les permitió a los soldados allí recluidos y a los guardias alemanes sobrevivir al bombardeo aliado que se produjo el 13 de febrero de 1945, en el que murieron más de 130.000 civiles y la ciudad quedó plenamente destruida.

Esta experiencia traumática que el propio Vonnegut experimentó durante la guerra le marcó tanto que al final la materializó veinticinco años más tarde en una obra, Mata­dero cinco, la cual se convierte en un canto antibleicista. No por casualidad se subtitula La cruzada de los niños (The Children's Crusade), en clara referencia el hecho histórico del que hablaré en una futura entrada. Pero ese rasgo no justifica todo su éxito. Matad

ero cinco contiene mucho más de lo que esa simple sentencia puede guardar. Y la propia reivindicación en contra de la guerra se vuelve más compleja e intensa dentro del juego narrativo que compone la novela. Por ello les invito a seguir con esta serie de artículos donde pretendo desvelar las claves de Matadero cinco.

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